Shock emocional
El shock emocional es una respuesta intensa y abrumadora que experimenta una persona frente a un evento traumático o estresante. Puede ser desencadenado por situaciones como accidentes, pérdidas, abusos, violencia o cualquier evento que cause una gran perturbación emocional.
Cuando una persona experimenta un shock emocional, su sistema nervioso se ve sobrepasado y puede tener dificultades para procesar y manejar la situación. Esto puede provocar una serie de reacciones físicas, emocionales y cognitivas, como sentirse aturdido, confundido, entumecido emocionalmente, experimentar ansiedad, miedo, ira o incluso bloquear los recuerdos del evento.
Es importante tener en cuenta que cada individuo puede reaccionar de manera diferente a un shock emocional, y las respuestas pueden variar en intensidad y duración. Algunas personas pueden recuperarse rápidamente, mientras que otras pueden experimentar efectos duraderos y necesitar apoyo adicional para superar el trauma.
El tratamiento del shock emocional puede implicar diversas estrategias, dependiendo de las necesidades individuales. Algunas opciones pueden incluir terapia psicológica, como la terapia cognitivo-conductual o la terapia de desensibilización y reprocesamiento mediante movimientos oculares (EMDR, por sus siglas en inglés), que ayudan a procesar y superar el trauma. También pueden ser útiles técnicas de relajación, meditación, ejercicios de respiración y actividades que promuevan el autocuidado y la expresión emocional saludable.
Es fundamental buscar apoyo profesional si estás experimentando un shock emocional o si conoces a alguien que lo esté experimentando. Los terapeutas y consejeros capacitados pueden proporcionar orientación, apoyo emocional y herramientas efectivas para superar el trauma y promover la recuperación emocional.
Shock emocional
Un shock emocional es una reacción ante sucesos traumáticos o muy estresantes en la que nuestra mente queda bloqueada. Nos dan una mala noticia: alguien a quien amamos ha muerto inesperadamente. Nos quedamos pálidos, paralizados, sin saber qué hacer y con la mirada perdida.
La impresión de la noticia o evento nos impide procesar los hechos de manera normal. Nuestra mente ha quedado bloqueada, se encuentra en una especie de bloqueo.
Una agresión psíquica puede comportar en una perturbación orgánica llamado estado de estrés, reacción que realiza el organismo por tener dificultades en adaptarse al nuevo entorno.
Después de la aparición del agente agresor el cuerpo puede recobrar su estado normal de relajación gracias a sus procesos hemostáticos internos y naturales. Pero si la agresión externa es constante y la energía del cuerpo se agota es muy posible que disminuyan las posibilidades de reacción y se produzca un desequilibrio energético que derive en tensión crónica y en enfermedad.
La medicina alopática no trata la causa o los mecanismos internos que provocaron la enfermedad. Simplemente trata la enfermedad como tal, sin tener en cuenta al individuo y sus componentes energéticos, circunstanciales o de educación.
Cada vez somos más conscientes que las agresiones psíquicas penetran en los tejidos y provocan estos estados de estrés o tensión física y psíquica. Cada vez está mas claro que todas las enfermedades son psico-somáticas. Por tanto una acumulación de estrés en el cuerpo conlleva a patrones de tensión en la tensión reciproca del sistema de membranas cráneo-sacrales. Estos patrones de tensión representan el eslabón perdido entre los aspectos psíquicos y el cuerpo físico. Los patrones de tensión son recuerdos o emociones que pueden y deben ser eliminados. Esto lo podemos hacer a través de la conciencia o desde la terapia cráneo-sacral.
Todas las fascias están unidas y forman una perfecta interrelación en todas partes del cuerpo.
Muchos bloqueos mentales o simplemente traumatismos físicos sucedidos a lo largo de nuestra vida, hoy en día todavía tienen repercusión en nuestras membranas craneales internas y en muchas partes del organismo. Tensiones profundas e internas que están constantemente, las 24 horas al día activas, tensas, agotándonos y degenerando los tejidos e impidiendo la libre circulación de los líquidos, y nosotros sin darnos contamos.
Este hecho tan real como desconocido nos va creando, formando o cultivando un montón de posibles enfermedades y verdaderos puntos débiles de salud.
Estamos llenos de tensiones internas, tensiones fasciales, que normalmente son provocadas por un traumatismo físico o por un bloqueo emocional o mental no asimilado correctamente. Esta circunstancia hace que la pulsación del líquido cefalorraquídeo se vea también afectada, provocando fallos de comunicación del organismo con el sistema nervioso central. Esto es un proceso degenerativo.
Por tanto ya sabemos que los sucesos mentales y emocionales implican tensión somática y de igual manera la tensión corporal tiene implicaciones mentales y o emocionales.
El terapeuta ayuda a eliminar la tensión somática y el paciente debe de estar preparado por si le vinieran recuerdos de experiencias pasadas con su emoción asociada. A menudo este hecho puede pasar inadvertido o por contrario resultar emotivo o doloroso.
El paciente puede, o no, asociar la liberación somática con algo relacionado con la represión inconsciente de una experiencia pasada y el sentimiento-emoción asociado a ella. En gran medida depende del tipo de paciente y del tipo de liberación.
La observación de este hecho nos trae el entendimiento de que es muy posible que estemos llenos de energía psíquica reprimida o no asimilada correctamente por todo el organismo, provocándonos una acumulación de estrés en el cuerpo. Este hecho nos pasa a casi todos y, casi no nos damos cuenta. Cuanto más traumas tengas almacenados en el cuerpo físico o psíquicos mas probable es que almacenes más. Lo traumático llama a lo traumático. Otra manera de verlo es que la mente analítica tiende a ir desconectándose para dejar paso a la mente reactiva cuando existe shock, miedo, golpes, accidentes, intoxicación, flojo de vitalidad, etc. Si nuestro cuerpo está muy cargado, al límite y no se relaja debidamente esa persona está más cerca de estar reactiva que analítica. Por tanto graba los acontecimientos en su mente reactiva y más reactivo se volverá. Esto es una persona psicótica.
Y por supuesto la verdadera sanación de una persona no separa el cuerpo, de las emociones, de los pensamientos y del espíritu.
Al realizar una terapia craneosacral es posible que se liberen bloqueos emocionales del pasado y que incluso se revivan esos recuerdos. El reto consiste en actualizar el recuerdo en un contexto de baja ansiedad permitiendo respuestas no traumáticas, encontrar fuerza en la experiencia presente, en lugar de dejar que les venza. Hay que aprender reforzarse emocionalmente para seguir adelante y recuperarse del trauma. Este proceso suele ser lento, y vuelve a poner en marcha el desarrollo de la mente y permite al sujeto a estar más resiliente y flexible frente a las adversidades de la vida. En caso que puedas sufrir un trauma, tienes estrés postraumático o secuelas emocionales, no descuides tu salud emocional, contacta un psicólogo especialista en el trastorno de estrés postraumático para que te ayude a que el proceso de recuperación se desarrolle de forma sana.
El estrés
Podemos definir la palabra estrés como tensión o agotamiento por algo que nos angustia, porque todavía el organismo no se ha podido adaptar a unas nuevas circunstancias, tanto agradables, como desagradables. El cuerpo se encuentra estresado porque se encuentra en un proceso de adaptación. Incluso el placer si no es en el momento apropiado y la circunstancia requiere de una rápida adaptación a respuestas autonómicas nos puede generar estrés. Si el organismo no ha tenido éxito en procesar y adaptarse a un reto o a una nueva situación, el cuerpo somatizara o almacenara en los tejidos esta energía potencial que no ha sido asimilada correctamente. Los tejidos en especial las fascias y su sutil movimiento pulsátil que sucede por su interior se verán afectados. Esto crea un bloque energético y la suma de varios de estos nos creara una armadura energética alrededor de la zona del cuerpo donde se halla bloqueado la experiencia no asimilada correctamente o traumática. El bloqueo funciona bajo tres niveles interdependientes el muscular, el emocional y el energético. Cualquier intento por abrir o liberar los bloqueos es bueno y positivo para la vida.
Podemos trabajar el bloqueo a nivel emocional a través del psicodrama, el psicoanálisis, la psicoterapia, etc. el nivel muscular lo podemos trabajar con los masajes, el hata yoga, las danzas, la expresión corporal, etc. la sanación a nivel energético la podemos encontrar a través de un curandero o sanador energético, de la meditación o a través del toque terapéutico o de la terapia cráneo-sacral.
Si el movimiento rítmico del líquido cefalorraquídeo se ve afectado en alguna parte de nuestro organismo, el movimiento de expansión y contracción se verá afectado también, provocando un bloqueo o fallo energético en dicha zona. La zona ya no respira, ya no pulsa, ya no recibe el movimiento respiratorio primario y esto es lo que nos sucede en algunos huesos y suturas de nuestras cabezas.
Esto puede provocar todo tipo de patologías físicas o psicológicas. Este mal y en especial el estrés es una de las claves fundamentales de muchos problemas de espalda, de articulaciones y de muchas alteraciones psicológicas.
Teniendo esto en cuenta, vamos a escuchar y equilibrar todos los micro-movimientos existentes en el cráneo y en el sacro, principalmente. Este ajuste del movimiento de expansión y contracción de todos los huesos cráneo-sacrales, nos creará un nuevo equilibrio en nuestro cuerpo y alma y será capaz de encontrar su auto-curación.
Cuanto mayor es la edad de una persona es probable que tengan más bloqueos y que estos hayan hecho una gran armadura alrededor rígida e inteligente. Esta armadura se hará resistente y reacia a la apertura o al desbloqueo. Pero con perseverancia y con un buen número de técnicas disponibles para usar, podemos ayudar al paciente a liberar parte de su tensión emocional. Las personas somos muy diferentes y reaccionamos de manera muy diversa a las circunstancias de la vida. Por ello la sanación de un paciente se convierte en todo un arte vivo y dinámico.
El cerebro es tremendamente repetitivo, es adicto a repetir las mismas cosas que ya conoce. Por eso las programaciones cerebrales erróneas volverán a repetirse. Podríamos decir que el 95% de las decisiones que tomamos se gestan en el subconsciente. La estructura y el funcionamiento de nuestro cerebro nos impiden explicar, con exactitud, cómo nos sentimos en una situación experimentada con anterioridad. En el momento de formar una respuesta, el cerebro cambia los datos originales que registró. El cerebro humano utiliza, únicamente, el 2% de su energía en la actividad consciente, el resto, es trabajo del subconsciente.