Cómo funciona la terapia Biodinámica
La terapia biodinámica es una forma de terapia craneosacral que se basa en la idea de que el cuerpo humano tiene una capacidad innata de autocuración y regeneración. Esta terapia se enfoca en trabajar con la «inteligencia biodinámica» presente en el cuerpo para facilitar su proceso de curación y restauración.
En la terapia biodinámica, el terapeuta utiliza una técnica suave y sutil de palpación para percibir los ritmos sutiles del sistema nervioso y los movimientos del fluido cerebroespinal en el cuerpo del paciente. A través de estas observaciones, el terapeuta puede identificar áreas de tensión, restricción o bloqueo en el cuerpo y trabajar para liberarlos.
El enfoque principal de la terapia biodinámica es permitir que la «fuerza de vida» o «inteligencia innata» del cuerpo se manifieste y realice los ajustes necesarios para equilibrar y restaurar la salud. El terapeuta no busca imponer cambios o manipulaciones directas, sino que se convierte en un facilitador del proceso de curación del paciente.
Durante una sesión de terapia biodinámica, el terapeuta puede trabajar en diferentes partes del cuerpo, incluyendo la columna vertebral, las articulaciones, los órganos internos y los tejidos blandos. Utiliza técnicas suaves de contacto y escucha atentamente las respuestas del cuerpo para guiar el proceso de curación.
La terapia biodinámica puede ayudar a aliviar el estrés, reducir el dolor, mejorar la movilidad, promover la relajación profunda y mejorar el equilibrio emocional. Al trabajar con la inteligencia innata del cuerpo, se busca restaurar la armonía y la vitalidad en todos los niveles: físico, emocional y espiritual.
Es importante tener en cuenta que la terapia biodinámica no reemplaza la atención médica convencional, sino que puede ser utilizada como un complemento para promover la salud y el bienestar.
Cómo funciona la terapia Biodinámica
La Biodinámica Craneosacral mantiene una Visión Holística del Ser humano. La palabra holístico proviene del griego: “holos”: todo, entero, total, completo. «El todo es mayor que la suma de las partes»
Es imprescindible considerar a la persona en todas sus dimensiones: física, emocional, mental, social y espiritual; como un conjunto indivisible que constantemente esta interactuando entre sí.
Solo desde una visión integral y holística de la persona, se puede tener una percepción completa de la situación que se está viviendo, y de este modo, se dispondrá de más información para favorecer el cambio, hacia la libre expresión de la salud.
Un esguince de tobillo mal curado, puede modificar todo el equilibrio de la base de sustentación corporal, haciendo sufrir a la rodilla; la cadera hará lo posible por compensar esa tensión y si no lo consigue, será la pelvis y la columna vertebral quienes sufrirán la tensión ascendente, que podría desencadenar con el tiempo dolores de cabeza, por tensión muscular o dificultad en el riego sanguíneo.
Esto es tan solo un ejemplo sencillo de cómo no se puede ni se aconseja tener solo una visión local de la salud, que atienda a los síntomas, sin tratar de discernir las causas.
Igualmente podríamos pensar en el caso de una persona que acude a la consulta del especialista por dolores de espalda, y tras minuciosos exámenes no se le detecta nada, y sin embargo, la persona sufre de dolores incapacitantes, pues en muchas ocasiones, la causa del “malestar” no es fisiológica sino que viene generada por una circunstancia “no digerida” que te hace tener la impresión de que la Vida supone una pesada carga.
Es imprescindible tener presente que el cuerpo es una unidad formada no solo por huesos, músculos y ligamentos; también tenemos que incluir el sistema nervioso y el digestivo… y las emociones y los pensamientos… y no podemos menospreciar ninguna parte del todo, pues cada una realiza su función y se interrelaciona con las demás.
Por lo tanto, tan solo desde una visión holística, como la de la Terapia Biodinámica Craneosacral, se crean las posibilidades para escuchar, acoger y potenciar a cada una de las partes en una totalidad mayor que las integre armoniosamente, promoviendo el que la salud se exprese con libertad, reorganizando, manteniendo y reparando lo que la sabiduría interior considere apropiado en cada momento.
Terapia Craneosacral, cómo funciona
A través de esta técnica trataremos de normalizar las estructuras fisiológicas del cráneo, columna vertebral y del sacro-cóccix. Nuestro trabajo como terapeutas se fundamenta en el conocimiento de las articulaciones de toda la bóveda craneal, del rostro y del sacro, en sistemas membranosos intracraneales y exocraneales y por supuesto en el sistema circulatorio y muscular y en algo de neurología. A través de estos sistemas influenciaremos en todas las demás estructuras internas, como órganos y vísceras.
Cuando ya tenemos todo este conocimiento lo aplicamos a los movimientos de la bomba hidráulica del líquido cefalorraquídeo. Lo que pretendemos es que esta bomba hidráulica funcione correctamente por todo el organismo, con lo cual aplicaremos unos toques suaves y trabajaremos principalmente con nuestra intención, para restablecer el movimiento inherente que existe en todo nuestro organismo gracias al movimiento respiratorio primario o impulso rítmico craneal.
Cada órgano o tejido de nuestro cuerpo ocupa un espacio cómodamente y dispone de cierta movilidad, palpitación o vibración. Estos son aspectos que denotan salud y vitalidad. La falta de movilidad y de flujo y reflujo de los órganos es debida en su mayoría por la restricción de la membrana ocasionada por adhesiones de sus fibras, o sea que las fascias se tensan y se quedan agarrotadas y esclerotizadas. Esto es debido por, traumatismos físicos o por defectos posturales, o por el estrés emocional o por cortocircuitos mentales, que por tanto nos bloquean y tensan las meninges o fascias.
Nuestro tratamiento va ha ser: nosotros pondremos nuestra mano en el cráneo, para devolver la simetría y la amplitud del movimiento craneal a través del ritmo cefalorraquídeo. De igual manera tendremos que hacer lo mismo en la columna vertebral, en el sacro, en las piernas y brazos y en los distintos diafragmas. Esta es toda la técnica, pero para llegar a ello tenemos que saber primero toda la teoría sobre esas membranas y que ocurre.
Lo difícil no es la práctica, si no comprender todo el mecanismo de la práctica, que ocurre debajo de nuestras manos. Podemos notar algo, pero si no lo entendemos no seremos facilitadores del proceso. Necesitamos comprender, para después pasar a la experiencia.
Porque cuando igualamos las amplitudes y las simetrías, el equilibrio hidrodinámico emolinfático, cardiaco, respiratorio y del líquido cefalorraquídeo el cuerpo se armonizará totalmente. Y cuando todo está en armonía en el ámbito estructural, la química mejora y la emoción y la mente también mejoran. Esto nos da el modelo del triángulo del cuerpo humano: estructura, química y mente. Con esto nos referimos al dibujo que los quiroprácticos utilizan como símbolo.
Anteriormente todo funcionaba por un modelo analógico, como los teléfonos. Un sólo pequeño cable podía ir sólo a una terminal. Ahora vamos al sistema digital, a través de fibra óptica. Aquí cada pequeño cable que hay puede interconectarse con seis millones de otros cables. Cada centímetro cuadrado de una porción de médula espinal tiene mucha más comunicación que la fibra óptica.
Dicho de otra manera, cada milímetro de médula son millones de vías nerviosas y sensitivas que se están transmitiendo de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba. El problema es cuando la médula se corta y entonces hay que ver como interconectamos esos millones de impulsos eléctricos. Ahora la ciencia médica trata de hacer puentes de conexión en la médula espinal para hacer de puentes neurológicos y estimular todos los impulsos posibles, por lo menos los básicos.
La médula espinal, esta bañado por este líquido cefalorraquídeo y como la médula es tan sensible, cualquier diferencia de presión entre el cráneo y la médula producirá sobreexcitación en su sistema de transmisión neurológico.
Por ejemplo si tenemos una gran acumulación de líquido en el hueso occipital, será muy fácil comprender por que el sujeto tiene trastornos en la musculatura dorsal, o en la musculatura posterior del cuello, y por mucho masaje que hagamos si no devolvemos la correcta presión en el occipital, difícilmente podremos normalizar la función neurológica entre nervio y músculo.
¿Por qué sucede esto? Por que al activarse la médula se están activando conexiones mediante células especializadas llamadas células intercaladas, entonces transmiten información pero no son capaces de desconectarse de esa información, por tanto, el sujeto esta sometido a una constante sobreexcitación, y el músculo esta constantemente contraído, durante todo el día y toda la noche y a la larga duele.
Vamos a actuar de manera sutil y no invasiva y nuestro estrés o nerviosismo tenemos que procurar no inducirlo al paciente. Nuestra actitud será cómoda y relajada, capaz de sentir y escuchar los ritmos del paciente por separado de los nuestros.
Nosotros tenemos que saber todo sobre la fisiología y anatomía del cráneo y del sacro humano, para poder comprender y poder proyectarse en el interior del cuerpo, para disolver con mayor facilidad la tensión de las fascias.
El proceso es el de escuchar el ritmo cráneo-sacral en las distintas partes de cuerpo, con sólo poner nuestras manos muy suavemente sobre el paciente. Al observar la disfunción de este ritmo en algunas partes del cuerpo, trataremos mediante unas técnicas sencillas de equilibrar y restablecer la función de este ritmo. No hay ninguna manipulación profunda o fuerte, con sólo la concentración y la intención mental, junto con las técnicas, podremos devolver a la persona su ritmo cráneo-sacral. Realizar el punto de parada nos ayudará mucho en esta mejoría.
Al eliminar de nuestro interior las tensiones fasciales el organismo entero puede realizar una comunicación mejor y efectuar las funciones necesarias para restablecer la salud holística, o sea la verdadera salud natural.
El equilibrio de nuestro impulso rítmico craneal (IRC) nos traerá mucha relajación, salud, energía, bienestar a nivel emocional, mental, sentimental e incluso espiritual. Nuestra calidad de vida se ve enormemente mejorada y equilibrada, nuestro cerebro y nuestro mundo emocional-sentimental están en paz y armonía.
Empezamos a atraer a nuestra vida las mejores relaciones, actitudes y circunstancias, gracias a la enorme y constante liberación psíquica que se realiza cuando tenemos el movimiento de flexo-extensión en todo el cráneo. Lo negativo es incapaz de tocar nuestro campo energético, ya que no puede penetrarlo gracias a la respiración pulsátil del líquido cefalorraquídeo. Si además nosotros con nuestra intención nunca préstamos atención ni importancia a la actividad exterior negativa, la vida casi seguro se convertirá en un feliz camino de rosas.
Todo esto y mucho más podemos recibir si reorganizamos nuestro IRC en todo el cuerpo. Como ya sabemos las tensiones del tejido fascial están muy relacionadas con las tensiones psíquicas que hemos adaptado. La tensión física no es otra cosa más que energía psíquica condensada y reprimida, no asimilada. O sea es un quiste emocional, que lo único que hace es degenerar nuestro organismo y atraer circunstancias relacionadas con ese quiste emocional. Si volvemos a reprimir esa energía psíquica o a no asimilarla correctamente, se volverá a somatizar en el cuerpo, pudiendo llegar a límites de degeneración tan grandes como los provocados en el cáncer.
Parada del movimiento respiratorio primario
Después de percibir el Aliento de Vida por varios ciclos completos se puede hacer una parada neurológica. En la primera y segunda marea se puede realizar puntos de parada, herramienta craneosacral muy recomendable. Este punto de parada es un momento de descanso de esa pulsación rítmica, cosa que el sistema craneosacral hace por sí mismo. Al inducir amorosamente estos estados de parada se produce un aumento del fluido cerebroespinal y cuando retorna la fluctuación rítmica esta es capaz de llegar a lugares antes bloqueados o medio bloqueados y en general toda la pulsación de intensifica en calidad y en intensidad. Los puntos de parada incrementan la potencia del Aliento de Vida.
Un buen momento para con tu intención realizar un punto de parada es en la inhalación del sistema cráneo-sacral. Uno impide que se realice esa inhalación y el sistema cráneo-sacral deja de pulsar. Se produce un llenado profundo de líquido cefalorraquídeo dentro de los ventrículos cerebrales y en esos segundos el Aliento de Vida potencia los fluidos y todo en cerebro se abre a las energías del séptimo chakra. En la mayoría de las veces, depende de la necesidad del sistema cráneo-sacral, se va a realizar un borboteo o vibración en distintas partes del sistema craneosacral. Esto es profundamente terapéutico uno lo deja que suceda y a posterior viene un silencio, una quietud maravillosa. Es como un vacío que te trasporta a otra dimensión sutil de paz profunda y reverencial.
Al principio de la osteopatía craneosacral estos puntos de parada la inducia el terapeuta un poco más mecánico, el terapeuta apretaba ligeramente los huesos del cráneo para impedir el llenado del líquido cefalorraquídeo se volviera a producir. Luego viene un borboteo que es una vibración que hace que los tejidos internos se relajen para una nueva pulsación más armoniosa y fuerte. Después del borboteo un silencio profundo y después vuelve el movimiento respiratorio primario con más fuerza y capaz de llegar a más sitios distales. Esta parada es muy re organizativa.
Hoy en día se sabe que un terapeuta craneosacral biodinámico con estar ahí presente con las manos en el paciente y aunque no llegue del todo a sentir ese movimiento respiratorio primario, si el sistema craneal necesita hacer dicha parada esta sucederá por sí misma. Este sistema y el líquido cefalorraquídeo son muy inteligentes. La maniobra tan usada llamada CV4 es poniendo las manos en el occipital y realizando esta parada neurológica, normalmente al final de la extensión e impidiendo sutilmente la flexión. Lo primero que sucede es que los fluidos se mueven y se ajustan, hay una mini vibración en partes del sistema craneosacral, ahí se está realizando la relajación, la curación de los tejidos. Después de estos ajustes vibrantes viene esa quietud profunda que puede durar de segundos a minutos. Uno simplemente está ahí, presente. La quietud es intrínseca al movimiento y este viene de la quietud. En esta quietud entramos en el núcleo del ser y aquí está la esencia del Aliento de Vida. El sistema de mareas volverá por si solo con mayor intensidad y potencia. De forma natural y espontánea estos puntos de parada los realiza el cuerpo en momentos de accidentes, crisis, lesiones, dolor, etc. Es una reacción automática que realiza el cuerpo para encontrar un nuevo y mejor equilibrio tensional después por ejemplo de un corte, golpe fuerte o una rotura de huesos, etc. El sistema viviente borbotea, vibra, los tejidos están reestructurándose, se produce la parada y luego retorna el solo pasados muy pocos minutos, según la intensidad de la lesión.
Los puntos de parada permiten que el sistema descanse unos segundos o minutos y se recupere, retorne con más potencia capaz de llegar a ciertas áreas restaurando el potencial curativo. La información del sistema nervioso llega a lugares que antes estaban bloqueados. La pulsación de la marea profundiza en tejidos que antes no llegaba porque se encuentran contracturados o bloqueados mentalmente. Esto hace que el sistema nervioso autónomo y el sistema nervioso central ayuden a normalizar las funciones y la relajación de los tejidos.
Realizar estos puntos de parada aumenta la vitalidad y tiene un gran poder terapéutico. Es uno de los puntos clave de la terapia craneosacral.